Tragedia en Turquía y Siria agravada por la tragedia de la explotación capitalista.

En el momento en que publicamos este texto, el número de muertos por el terremoto que asoló Turquía y Siria ya supera las 35.000 víctimas. A una semana de la tragedia, las esperanzas de encontrar sobrevivientes son cada vez menores, y es posible que el número total de muertos alcance el doble de lo que ya está confirmado hoy. Turquía ha registrado hasta el momento 31.643 víctimas y Siria, 3.581, de un total de 35.224. Estas muertes no son sólo consecuencias del gran terremoto. Lo que multiplicó las muertes fue la mala calidad de las construcciones, la falta de una adecuada red pública de rescate y la pobreza de gran parte de la población turca y siria.

Internacionales - February 14, 2023

En el momento en que publicamos este texto, el número de muertos por el terremoto que asoló Turquía y Siria ya supera las 35.000 víctimas. A una semana de la tragedia, las esperanzas de encontrar sobrevivientes son cada vez menores, y es posible que el número total de muertos alcance el doble de lo que ya está confirmado hoy. Turquía ha registrado hasta el momento 31.643 víctimas y Siria, 3.581, de un total de 35.224. Estas muertes no son sólo consecuencias del gran terremoto. Lo que multiplicó las muertes fue la mala calidad de las construcciones, la falta de una adecuada red pública de rescate y la pobreza de gran parte de la población turca y siria.

La región enfrenta frío intenso, con nevadas, perjudicando incluso la logística de los equipos de rescate y apoyo, además del escenario de destrucción de caminos y vías de acceso. Aun así, con una diferencia de unas horas, bomberos y rescatistas sacaron vivos de entre los escombros a un bebé de 7 meses, un adolescente de 13 años y una mujer de 70 años, además de otros cientos de rescates. Pero cada vez ellos se vuelven más raros e inverosímiles, porque los que sobrevivieron al terremoto, pero estuvieron tantos días atrapados, heridos, sin agua y sin comida, ya no resisten.

Mientras miles de trabajadores del pueblo buscan más víctimas vivas, como pueden, sin recursos, el gobierno del dictador Recep Erdogan sigue sin movilizar los esfuerzos necesarios para hacer frente a la tragedia humanitaria. Faltan soldados y manos para rescatar; hay falta de equipo; falta comida y agua para las víctimas; falta vivienda para los millones de desplazados; e incluso faltan baños para hombres y, principalmente, para mujeres. Las víctimas son abandonadas, están sufriendo y siendo humilladas.

Ante las crecientes críticas, Erdogan se vio obligado a hacer una declaración reconociendo parcialmente los fracasos de su gobierno y ordenó el arresto de más de 100 constructores en las 10 provincias afectadas por el terremoto. El Ministerio de Justicia autorizó a unos 150 fiscales locales a crear “unidades de investigación de delitos relacionados con terremotos”. Con eso, podrán iniciar procesos penales contra todos los “constructores y perpetradores” del derrumbe de edificios que no cumplan con los códigos existentes, introducidos después de un desastre similar en 1999. Esta medida, sin embargo, es pura demagogia.

Los constructores realmente son criminales y responsables del derrumbe de edificios y la muerte de miles de personas, debido a la mala calidad de los materiales utilizados en las construcciones, y deben ser arrestados. Pero casi todos estos constructores son aliados de Erdogan y solo pudieron hacer su negocio durante tantos años y enriquecerse debido a su proximidad al gobierno. Así como los sectores gubernamentales encargados de autorizar y fiscalizar las obras son parte del mismo delito. Estas detenciones y el frágil discurso del “mea culpa” no cambian el hecho de que Erdogan, el dictador que lleva 20 años en el poder en Turquía, es el principal culpable de las más de 30.000 muertes de turcos y kurdos en Turquía.

Además de los muertos, hasta 5,3 millones de personas perdieron sus hogares solo en Siria y al menos 870.000 se encuentran en necesidad urgente de alimentos en Turquía y Siria, donde el dictador Bashir Al Assad, además de matar a su pueblo con hambre y represión por hace años, impide que llegue la ayuda humanitária, cerrando o dificultando el paso de los convoyes a través de las fronteras.

En total, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que 26 millones de personas se vieron afectadas por el terremoto y dijo que se necesitan con urgencia al menos US$ 42,8 millones para financiar las necesidades sanitarias inmediatas. Este valor es irrisorio tanto para el gobierno turco como para la comunidad internacional, pero hasta ahora las víctimas siguen abandonadas.

¡El capitalismo mata!

El terremoto que afectó a Turquía y Siria tuvo una magnitud muy alta, llegando a 7,8 en la escala de Richther, que mide la intensidad de estos fenómenos. Pero incluso un terremoto muy fuerte no mata a tanta gente por sí solo. Lo que causa tantas muertes son las condiciones de vida y vivienda de las personas afectadas. Dos ejemplos que tuvieron lugar en 2010, separados por apenas un mes y medio, muestran bien esta realidad.

En 2010, el 12 de enero, un terremoto de magnitud 7 (muy fuerte, pero menos intenso que el de Turquía ahora), mató a más de 230.000 personas en Haití. Incluso las peores proyecciones de muertes por la tragedia actual no sugieren que se acercará a este número de muertos en Haití.

Las construcciones de muy mala calidad hizieron que casi todos los edificios y casas se derrumbaran y se convirtieran en polvo y escombros. Y la pobreza de Haití hizo que las muertes superaran las 230.000 personas, generalmente desnutridas, sin agua potable, sin hospitales a los que llevarlas, etc. Incluso hoy, 13 años después, todavía hay más de 1,5 millones de víctimas del desastre y la pobreza del país. En 2010, solo el 2% de los 10 millones de haitianos tenían acceso a agua limpia y prácticamente no había un sistema de alcantarillado, y muy poco ha cambiado desde entonces.

Apenas 46 días después, el 27 de febrero de 2010, Chile enfrentó un terremoto de 8,8 en la escala de Richter, seguido de un tsunami con olas de más de 3 metros. Fue un terremoto mucho más fuerte que el de Haití. Y mucho más fuerte también que lo que acaba de pasar en Turquía y Siria, agravado aún más por el tsunami. Fue el segundo terremoto más fuerte en la historia del país, acostumbrado a varios otros temblores graves. Y aun así, todo el fenómeno provocó 525 muertos. Los números hablan por si mismos…

Lo que provocó la muerte de 450 veces más haitianos que chilenos fueron las diferencias en las condiciones sociales y de infraestructura entre los dos países. Fue el capitalismo el que acabó con la casi totalidad de los 230.000 haitianos, el que transformó a Haití en un país devastado, con una población miserable, mucho antes del terremoto. Chile también es un país capitalista, obviamente, como lo son hoy todos los países del mundo. Pero es un país donde toda la explotación de los recursos naturales y la clase obrera no se compara con todo lo que se ha saqueado y destruido en Haití. La lucha de clases y las victorias parciales de los trabajadores chilenos también lograron garantizar al menos un mínimo de condiciones materiales, lo que también evitó que el país perdiera decenas de miles de vidas en 2010.

En Turquía, la dictadura de Erdogan gasta miles de millones de dólares en equipamiento militar y maquinaria de guerra, utilizados en la represión interna de los opositores y en acciones en el exterior, con el objetivo de aplastar la revolución de los trabajadores kurdos en el propio oeste de Turquía y en la región de Rojava, Siria, también gravemente afectada por el terremoto. Mientras tanto, faltan recursos para equipar a la defensa civil para casos como la tragedia actual, al igual que no hay inversión en más hospitales, viviendas y condiciones de vida para los turcos y kurdos bajo la ocupación turca.

Por eso, mucho antes y con mucha más importancia que arrestar a empresarios de la construcción, es Erdogan y sus ministros quienes deben ser arrestados como responsables de las decenas de miles de muertos. Abogamos por el pleno apoyo al pueblo turco, kurdo y sirio, enviando brigadistas sanitarios, equipos de rescate y reconstrucción, equipamiento, ropa, alimentos y dinero para que todos los afectados recuperen o empiecen a tener una vivienda digna, acceso al agua y alcantarillado, empleo, alimentación y servicios sociales adecuados, salud, educación y transporte.

Para ello, además de las medidas de emergencia, es necesario que los trabajadores y explotados de estos países se organicen y luchen para derrocar a sus gobiernos autoritarios, para que la mayoría del pueblo pueda controlar todas las medidas necesarias para reconstruir las áreas afectadas y los recursos para hacerlo. Esta lucha política debe ir de la mano con la lucha para ayudar a los millones de personas sin hogar y que han perdido familiares, recursos y empleos en la tragedia. También esta lucha debe ser tomada como una lucha de todos los activistas del mundo.