Sin vacunas, Brasil alcanza las 250.000 muertes por Covid-19 y una economía en fuerte crisis.

El segundo mes de 2021 ya está llegando a su fin, y parece que todavía estamos en 2020. El año pasado estuvo marcado por la pandemia, con Brasil con un récord de muertos por la misma causa (más de 200.000 personas) y una recesión profunda, con el PIB cayendo más del 4% al mismo tiempo que la deuda pública aumentó en casi mil billones de reales y se acerca al 100% del PIB.

Internacionales - February 27, 2021

El segundo mes de 2021 ya está llegando a su fin, y parece que todavía estamos en 2020. El año pasado estuvo marcado por la pandemia, con Brasil con un récord de muertos por la misma causa (más de 200.000 personas) y una recesión profunda, con el PIB cayendo más del 4% al mismo tiempo que la deuda pública aumentó en casi mil billones de reales y se acerca al 100% del PIB.

Este año, las malas noticias también se multiplican. El número de desempleados está batiendo récords, los salarios están congelados y la inflación comienza a pesar mucho en los bolsillos de los trabajadores. El IGPM (llamado “inflación de alquileres”) registró más del 20% en un año. La factura de la luz sigue subiendo. La comida está muy cara. Y el precio del combustible se ha disparado. Las latas de gas para cocinar cuestan más de US$ 20, y el litro de gasolina ha superado el US$ 1 en todo el país. El diésel ha subido más de un 35% en las últimas semanas, encareciendo los costes de los camioneros y de la mayoría de la población, que ve subir los precios de todo, junto con el aumento del combustible.

Los trabajadores del transporte, como los conductores de camiones, taxistas y conductores por aplicaciones, se encuentran entre los más afectados. ¡Pero nadie escapa! Hay 15 millones de desempleados absolutos y el doble en trabajos precarios. ¡E incluso los funcionarios públicos han sufrido el congelamiento de los salarios durante años y la amenaza de una reforma administrativa que les puede robar hasta el 25% de los salarios!

Mientras tanto, Brasil tiene aplicadas poco más de 6 millones de dosis de vacuna, habiendo inmunizado a menos del 1% de la población con las dos dosis necesarias. Más de mil brasileños mueren cada día, un promedio que se ha mantenido así durante más de 30 días. Pronto llegaremos a las 300.000 muertes oficiales y el gobierno de Bolsonaro y todos los gobernadores y alcaldes siguen gobernando para los grandes empresarios, sin proteger a la población. Ningún gobierno, de ningun partido, aplica medidas serias para restringir las operaciones comerciales y dejar que la población muera sin atención médica.

La ayuda de emergencia no se ha pagado durante 4 meses para la mayoría de los que la necesitaron el año pasado, y la reanudación de la ayuda este año, por un monto de solo US$ 55 y por algunos meses, es absolutamente insuficiente. Los nuevos presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, junto con el gobierno de Bolsonaro y los líderes de todos los partidos, disputan entre ellos detalles de las ayudas, sin que ninguno de ellos defienda un plan que realmente proteja a la mayoría de la población. Nadie propone cuarentena para todos ni cobran la cuenta de los más ricos, quienes continuaron con sus ganancias durante toda la pandemia.

Mientras ahorra con vacunas, ayudas a los más pobres y fondos para salud y educación, el gobierno de Bolsonaro pagará más de US$ 140 mil millones en compromisos con inversionistas de deuda pública, solo en los primeros cuatro meses del año.

Producción de vacunas para todos de inmediato.

Defendemos la ruptura de las patentes de vacunas de los grandes laboratorios, de manera inmediata, y la producción masiva de vacunas por parte de los laboratorios públicos, encaminando hacia esto la producción del país, en un proceso controlado por los trabajadores y que distribuye vacunas gratuitas a todos en los próximos meses.

Sin esta medida, es necesario comprar al menos con urgencia todas las vacunas disponibles en el mundo e invertir en la contratación de trabajadores de la salud, la construcción de nuevos hospitales y la compra de equipos y materiales médicos. No es posible que la vacunación continúe a este ritmo y se necesitarán años para vacunar a todos. Mientras el trabajador no esté vacunado, se debe garantizar su cuarentena pagada. Exigimos un salario mínimo para todos los desempleados o trabajadores informales, por tiempo indefinido, hasta la vacunación general. Y que los trabajadores formales mantengan sus puestos de trabajo, sin rebajar salarios ni derechos, y que además permanezcan en cuarentena hasta que todos estén vacunados.