¡Los trabajadores deciden no votar por nadie en unas elecciones con la histórica derrota del PT y Bolsonaro!

Las elecciones de 2020 estuvieron marcadas por una avalancha de “no votos” (abstenciones, votos nulos y blancos). En la 1ª vuelta, 45 millones de brasileños se negaron a votar por cualquier candidato de los 33 partidos que compitieron. El “no voto” ocupó el primer o segundo lugar en miles de ciudades. En la segunda vuelta, el índice aumentó aún más, y casi 50 millones de brasileños votaron nulo, en blanco o ni siquiera se molestaron en votar. Hubo más del 40% de no votantes en las principales ciudades del país. En casi todas, el candidato ganador se elegió con menos votos que los que no votaron por nadie.

Internacionales - December 5, 2020

Las elecciones de 2020 estuvieron marcadas por una avalancha de “no votos” (abstenciones, votos nulos y blancos). En la 1ª vuelta, 45 millones de brasileños se negaron a votar por cualquier candidato de los 33 partidos que compitieron. El “no voto” ocupó el primer o segundo lugar en miles de ciudades. En la segunda vuelta, el índice aumentó aún más, y casi 50 millones de brasileños votaron nulo, en blanco o ni siquiera se molestaron en votar. Hubo más del 40% de no votantes en las principales ciudades del país. En casi todas, el candidato ganador se elegió con menos votos que los que no votaron por nadie.

En São Paulo, la ciudad más grande de Brasil, hubo un 21% de abstenciones en la 1ª vuelta de las elecciones municipales de 2016, un 29% en la 1ª vuelta de este año y un 30% ahora en la 2ª. Con votos nulos y en blanco, alrededor del 45% de los votantes no votó por nadie. Es mucho más que los que votaron por Covas (PSDB) y el doble que por Boulos (PSOL).

En Río de Janeiro, el 24% se abstuvo en la 1ª ronda de 2016, el 32% en la 1ª ronda de este año y el 34% en la 2ª ronda. Con blancos y nulos, fueran más de la mitad de los votantes. Hubo más no votos que la soma de votos para los candidatos Eduardo Paes (ganador, DEM) y Crivella (Republicanos). El mismo enorme crecimiento de la ausencia de voto se produjo en Recife, Porto Alegre y cientos de otras ciudades.

Desde 2012, el “no voto” ha crecido mucho en Brasil. El 2012 marca el inicio del ascenso en Brasil, con una ola de huelgas en el servicio público federal, en la policía estatal, entre los maestros y huelgas muy fuertes entre los trabajadores bancarios y postales. Al año siguiente, el “levante de junio” sacudió al gobierno de Dilma y puso a millones en las calles. En 2014, la ausencia de voto se disparó aún más. 2016 marcó la caída de Dilma y más votos en nadie en las urnas, además de una enorme disminución de votos en el PT. En 2018, otro récord: no votar fue la opción de 42 millones de personas. Ahora, fue aún más grande: 45 millones en la primera ronda y casi 50 millones en la segunda.

Es evidente el desgaste de la democracia burguesa y la desesperanza de las amplias masas con las elecciones, con los partidos y con las instituciones del régimen. La multitud todavía no sabe a dónde ir, pero sabe lo que rechaza. Las elecciones son un juego de cartas marcadas y gane quien ganar, la vida no cambiará. Cada vez más trabajadores entienden esto y le han dado la espalda a este sistema. Incluso los que aún fueron a votar por alguien, lo hicieron sin esperar que este candidato mejore en nada; en general, fue solo un voto para no dejar ganar al oponente. El gran desafío ahora es transformar esta importante experiencia de las masas en acción política contra los gobiernos electos y la burguesía en su conjunto.

Bolsonaro salió muy derrotado

Bolsonaro perdió mucho en estas elecciones. Su primera y mayor derrota es no haber podido formar su nuevo proyecto de partido, la “Alianza por Brasil”. El partido no pudo registrarse en absoluto y los candidatos cercanos al presidente se postularon mediante varios partidos. Casi todos fueron un fracaso. La ex esposa y ex consejeros de Bolsonaro no fueron elegidos. El único hijo de Bolsonaro que se postuló para concejal fue elegido, pero con mucho menos votos que hace cuatro años. Los partidarios del gobierno han perdido elecciones en todas partes, para alcaldes y concejales. Y los pocos aliados más cercanos que resultaron electos no mencionaron a Bolsonaro en las elecciones e intentaron por todos los medios alejarse de su imagen.

En una lista de candidatos a la alcaldía con los que Bolsonaro estuvo directamente involucrado, en campaña, ¡ninguno fue elegido! Ocurrió en Florianópolis, Belo Horizonte, Recife, Salvador, São Paulo, Curitiba, Goiânia, Natal, Aracaju, João Pessoa, Manaus, Vitória, Maceió y Teresina, donde sus candidatos ya fueron derrotados en la 1ª ronda. En Fortaleza, Belém y Río de Janeiro, sus candidatos pasaron a la segunda vuelta y perdieron. El caso de SP es emblemático porque Celso Russomano comenzó liderando las encuestas y terminó en el cuarto lugar.

Los oponentes directos del presidente ganaron ciudades importantes, y el bolsonarismo se debilitó de todo el proceso. Políticamente, la caída de la popularidad de Bolsonaro y el número récord de desempleados en Brasil sumado al final del pago de la ayuda de emergencia debido a la pandemia que ya no existirá en enero, deberán dificultar aún más la vida del gobierno.

El PT, electoralmente, se convirtió en un partido intermedio.

El PT perdió el 60% de sus intendencias entre 2012 y 2016, una elección que tuvo lugar pocos meses después del derrocamiento de la presidenta Dilma Roussef, en medio de movilizaciones masivas en las calles y con el gobierno con menos del 10% del apoyo popular. De 2012 a 2020 la caída fue del 71,32% de las ciudades gobernadas por el partido. En cifras, el PT cayó del gobierno de 638 ciudades en 2012 a 254 en 2016 y 183 en 2020. Este es el peor resultado del PT en las últimas 3 décadas.

Además de perder un espacio enorme en los gobiernos municipales, el PT eligió alcaldes en las ciudades menores. Por primera vez desde el fin de la dictadura, el PT no eligió alcalde en las capitales de estado. En 1985, 1ª elección a alcaldes bajo la nueva democracia burguesa, el PT eligió al alcalde de Fortaleza, en 1988 eligió alcaldes en 3 capitales y desde entonces siempre ha sido una fuerza muy importante, llegando a 9 alcaldes entre las 26 capitales del país, y gobernó SP con 3 alcaldes en diferentes períodos. Este año, el PT desapareció de los principales gobiernos locales, y sufrió derrotas humillantes, al ocupar el quinto lugar con su candidato en SP, la ciudad más grande del país.

En términos de número de votos, PT fue el sexto partido más votado, detrás de MDB, PSDB, PSD, DEM y PP. En número de concejales, el PT pasó de 2.815 elegidos en 2016 a 2.584 elegidos en 2020 (un 8,21% menos). En todos los aspectos, es un partido que se ha reducido tanto cuantitativa como cualitativamente. Esto es solo comparar los resultados de las elecciones municipales de hace 4 años y los de hoy. En las elecciones nacionales y estatales, celebradas en 2014 y 2018, el PT también bajó mucho. Queda por ver cómo será en 2022 …

El aliado más cercano del PT en los últimos años ha sido el PCdoB y este partido ha sufrido una derrota aún mayor. Eligió solo 46 alcaldes, cayendo casi la mitad de los 81 alcaldes elegidos en 2016. Los concejales elegidos por el PCdoB disminuyeron de 1.010 en 2016 a 678 en 2020 (-32,87%). En cuanto a los votos obtenidos, el PCdoB pasó de 1.781.388 a 1.184.243 votos. Si el PT pasó de grande a mediano, el PCdoB pasó de un partido mediano a pequeño.

La izquierda electoral sigue siendo marginal con el PSOL y desapareció con el PSTU y el PCB.

El PDT y el PSB son y siempre han sido partidos burgueses a pesar de decir que son de centroizquierda o de izquierda. PT y PCdoB dejaron de ser partidos obreros con programa burgués y pasaron a ser partidos directamente burgueses, al menos desde 2003, cuando asumieron la gestión del Estado burgués, con el gobierno de Lula, además de controlar miles de millones en fondos de pensiones, ONGs, sobornos de contratistas, malversación de recursos bancarios, etc. Sus líderes y sus familias se convirtieron en dueños de médios de producción y negocios. Son partidos considerados de izquierda, pero que, de hecho, son de derecha, burgueses y estuvieron a la cabeza de gobiernos neoliberales y proimperialistas.

Pero todavía queda una izquierda en las elecciones. Son partidos obreros o pequeñoburgueses que aún expresan una base militante vinculada a movimientos sociales, sindicatos, asociaciones de vecinos y estudiantes. Estos son los casos de PSOL, PSTU, UP, PCB y PCO. En el caso del PSOL, su programa ya es completamente burgués y defiende la imposible humanización del capitalismo, y en estas elecciones fueron aún más a la derecha. En los otros partidos, el programa se reduce a ser publicitado en círculos cada vez más reducidos solo con sus propios militantes, y alternan capitulaciones electorales similares a las del PSOL con algunas banderas de lucha muy importantes, pero de las que ningún sector de masas tiene conocimiento. Si políticamente estos partidos todavía pueden ser considerados de clase y de izquierda (en el caso del PSOL, cada vez menos), electoralmente son insignificantes en casi todo el país.

El PSOL, elevado por los medios de comunicación a la sensación de las elecciones, eligió sólo a 5 alcaldes, entre más de 5000 ciudades brasileñas. Un crecimiento, considerando que eligió 2 alcaldes hace 4 años, pero menos del 0,1% del total, y el PSOL existe desde hace 16 años, es decir, no es reciente. Sumando las prefecturas perdidas por el PT y el PCdoB en 8 años (unas 450 ciudades), las 5 prefecturas del PSOL no pueden llevar, de modo alguno, a la conclusión de que el PSOL ocupará el espacio de estos otros partidos. En cuanto al número de concejales, el PSOL pasó de 56 a 75. También insignificante en relación a los más de 50 mil concejales en Brasil.

Políticamente, el PSOL realizó una campaña en la que dijo que no cerraría negocios burgueses en la ciudad de SP, incluso con el aumento de la pandemia; Guilherme Boulos recibió dinero de los ricos e incluso de la heredera del contratista Andrade Gutiérrez, una de las familias burguesas más ricas y directamente ligadas a la corrupción y los escándalos políticos en los últimos años. También dejó claro que no se opondría a las privatizaciones de la ciudad (como en las unidades público-privadas existentes en educación), nunca habló en convertir en públicas las líneas privadas de metro, escuelas, hospitales o cualquier cosa que fuera privada y estratégica en la ciudad. Defendió el mantenimiento de la guardia municipal armada, que solo sirve para reprimir a negros y pobres. Y finalizó la campaña lanzando un manifiesto de apoyo de los empresarios a su candidatura, claramente un intento del Frente Popular, burgués, como alternativa para gestionar los negocios de los capitalistas en São Paulo.

Su voto no fue bajo, pero estuvo lejos de amenazar la victoria de Bruno Covas del PSDB, perdiendo por 1 millón de votos de diferencia y no obteniendo muchos más votos, en porcentaje, que el odiado Crivella en RJ (40% de uno y 36% de otro). Es natural que cualquier candidato en una segunda vuelta gane alrededor del 40%, y fue esto que él recibió de los votos considerados “válidos”. De los votantes totales, alcanzó el 20%, pero la expresión política del PSOL en la ciudad es mucho menor que eso.

En cualquier caso, PSOL se probará durante los próximos 4 años. El partido fue mucho más a la derecha en estas elecciones, y esto tendrá consecuencias para la actuación de sus militantes “activistas” en la lucha de clases, así como para las corrientes políticas que se proclaman revolucionarias dentro de ella. El PSOL eligió al alcalde de la ciudad de Belém, por ejemplo, y será una obligación para todo revolucionario oponerse a este gobierno desde el primer día. ¿Qué harán al respecto las corrientes que se dicen revolucionarias en el PSOL? Si componen el gobierno o no lo combaten, será una traición sin precedentes.

Los partidos más pequeños de izquierda, por su vez, desaparecieron electoralmente. El PSTU, que ya alcanzó los 400 mil votos para presidente, ha ido reduciendo elección tras elección y obtuvo solo 55 mil votos para presidente en 2018. Este año obtuvo aún menos: 34.085 votos en todo Brasil. ¡Siendo más de 140 millones de votantes! La UP recientemente fundada desapareció antes de su aparición: 16.777 votos. El PCO rebició unos magros 4.560 votos y el PCB 2.416 votos. Si fuera el doble de los votos de los 4 partidos juntos, no tendrían 0,1%.

Estos partidos no participaron en los debates, no tenían tiempo de radio o televisión (otro atentado antidemocrático, votado por la derecha y que tuvo el voto favorable del PT y del PSOL) y prácticamente nadie sabía que tenían candidatos. No eligieron a nadie y solo obtuvieron una cosa en las elecciones: US$ 200 mil del Estado burguês, cada uno, solo porque tenían candidatos. Es un resultado político y electoral terrible, siendo participaciones que no cumplen ningún rol organizador o movilizador de la clase trabajadora, y son financiadas por el Estado Burgués.

Muchos perdedores y ningún gran ganador en las elecciones

Los 10 partidos que eligieron a la mayoría de alcaldes fueron los siguientes, y entre paréntesis están los números de alcaldes elegidos por ellos en esta elección: MDB- 784 (1045 en 2016); PP- 685 (495 en 2016); PSD- 654 (539); PSDB- 520 (799); DEM- 464 (288); PL-345 (297); PDT- 314 (334); PSB- 252 (407); PTB- 212 (256); Republicanos- 211 (105).

Estos 10 partidos son burgueses y patronales, aunque el PDT y el PSB dicen que son de “izquierda”. El PT ni siquiera aparece en la lista, siguiéndolos a todos. Pero estas cifras incluyen ciudades con millones de habitantes y otras que son muy pequeñas. Entonces, es importante tener una división. En las ciudades con menos de 200 mil, los mayores ganadores fueron MDB (769), PP (678), PSD (645), PSDB (503) y DEM (455). Pero en las grandes ciudades, que son las más importantes, y con más de 200 mil habitantes, los mayores vendedores fueron PSDB (17 ciudades), MDB (15), DEM y PSD (9 cada uno) y Podemos (7 ciudades).

En esta lista no hay ningún partido llamado de “izquierda”, pero tampoco ningún partido bolsonarista. Todos son partidos burgueses liberales, corruptos y con políticos tradicionales. No se puede decir que representen una gran fuerza política independiente, ya que se caracterizan por no tener un programa ideológico, ser una alianza de políticos locales y normalmente tienen un rol de apoyo a los gobiernos de turno, independientemente del partido que sean.

¡La verdad es que las elecciones de 2020 fueron las más gastadas y desmoralizadas en 35 años! Ha habido derrotas explícitas, pero los vencedores son individuales y dispersos. No hubo grandes nombres ni partidos ganadores en estas elecciones. ¡El gran fenómeno político fue el récord de no votación y ahora urge multiplicar las luchas contra todos los gobiernos municipales electos, gobernadores, Congreso y Bolsonaro! Independientemente de los partidos, estarán juntos atacando a la clase trabajadora y tenemos que estar juntos en la lucha contra todos ellos.

¡El no votar en las urnas debe dar paso a la lucha en las calles!

Brasil vive el récord de desempleados de su historia. Hay más de 14 millones de trabajadores, además de más de 65 millones de subempleados o precarios, sin derechos laborales. En enero, nadie más recibirá ayuda financiera del gobierno, pero la pandemia no terminará. Al contrario, las muertes y los casos han vuelto a crecer y la economía sigue en recesión.

Solo hay una salida: ¡luchar! Los trabajadores necesitan organizarse en comités de lucha popular, volver a las calles con fuerza y ​​levantar las consignas de Fora Bolsonaro / Mourão, Fuera Congreso, impago de la deuda pública, nacionalización de bancos y grandes empresas sin compensación, y por un plan de la clase trabajadora contra la crisis.

Es necesario reducir la jornada laboral sin rebajar el salario a 36 horas semanales, con el fin de dar empleo a quienes no lo tienen. Duplicar el valor del salario mínimo, nacionalizar los sistemas privados de salud, educación y transporte e invertir masivamente en obras públicas y áreas sociales, para generar empleo, solucionar el déficit habitacional, mejorar la infraestructura del país y desarrollar la economía, bajo el control de trabajadores.

Fue correcto que tengamos llamado al voto nulo en estas elecciones. Las elecciones no cambiarán nada. Pero tal como está, no puede quedarse. ¡Vayamos a las calles para hacer el cambio real! E invitamos a todos los luchadores que formaron parte del “no-voto”, y también a los que aún votaron por candidatos de nuestra clase, a dar un paso más y construir una herramienta política para la revolución socialista en Brasil y en el mundo. ¡Ven a MRS!