Los imperialistas abandonan Afganistán dejando atrás al Talibán

Apoyemos a los jóvenes, mujeres y radicales afganos en su lucha por derechos democráticos Declaración del Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario Desde los ataques a las Torres Gemelas en 2001, 38 millones de personas se han convertido en refugiadas como resultado directo de las guerras perpetradas por el imperialismo estadounidense. Entre ellas hay más de seis millones de afganos y ese número está creciendo rápidamente.

Internacionales - October 14, 2021

Apoyemos a los jóvenes, mujeres y radicales afganos en su lucha por derechos democráticos

11 de octubre de 2021

Declaración del Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario

Desde los ataques a las Torres Gemelas en 2001, 38 millones de personas se han convertido en refugiadas como resultado directo de las guerras perpetradas por el imperialismo estadounidense. Entre ellas hay más de seis millones de afganos y ese número está creciendo rápidamente.

Estados Unidos se entrometió en Afganistán mucho antes de que invadiera el país con sus aliados en 2001 y lanzara la “guerra contra el terror” en nombre de la “democracia”.

En los ochenta, los Estados Unidos apoyaron a los Muyahidín, una alianza de caudillos militares islámicos, en contra de un gobierno comunista electo por mayoría en Afganistán. Durante casi diez años, la CIA envió tres mil millones de dólares a los Muyahidín, algunos de los cuales crearon después a los Talibán. Más adelante los Estados Unidos apoyaron a la Alianza del Norte y eventualmente al régimen de Hamid Karzai, siempre con el ojo puesto en los intereses geopolíticos estadounidenses y la riqueza de los recursos naturales afganos. En el camino se sumaron las fuerzas de la OTAN que igualaron a las de Estados Unidos en su brutalidad.

Las poderosas fuerzas del imperialismo estadounidense desataron veinte años de carnicería masiva mientras la industria armamentista contaba sus ganancias. Más de 120,000 afganos han sido asesinados –casi la mitad civiles– e incontables más, heridos. Todo esto mientras las fuerzas de Estados Unidos, Australia y la OTAN cometían crímenes de guerra con total impunidad.

Cuando las fuerzas de ocupación se retiraron en septiembre de 2021, el gobierno títere colapsó y el presidente Ashraf Ghani huyó. Los Estados Unidos, la OTAN y todos los regímenes cómplices de la política exterior estadounidense son responsables de la crisis que hoy se desarrolla en Afganistán, hoy en una situación mucho peor que en 2001.

El reaccionario islamismo talibán ha resurgido. El Ministerio para la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio ha regresado, intentando retomar el control sobre cada aspecto de las vidas de las niñas y las mujeres. El precio de los bienes esenciales se está disparando. El desempleo es alto y la hambruna amenaza en medio del caos político y una sequía severa.

La interferencia de Estados Unidos en la región no ha terminado, sólo ha tomado una nueva forma. El Secretario de Estado, Antony Blinken, declaró una política militar “más allá del horizonte” que se trata de un nuevo capítulo en la relación estadounidense con Afganistán. Los Estados Unidos seguirán usando ataques con drones contra objetivos civiles y militares si la actual casta de gánsteres –incluyendo a los talibanes– se interpone con los objetivos imperialistas en la región.

El pueblo afgano está ansioso de paz luego de veinte años de guerra. No guarda ninguna ilusión de que los talibanes sean menos corruptos que el régimen títere que acaba de abandonar el país, pero sí alguna esperanza de que haya menos muerte y conflicto armado constante, especialmente en las áreas rurales. Otros, sin embargo, tienen la determinación de luchar por derechos democráticos y contra el gobierno teocrático de los talibanes. Ya hubo protestas a principios de septiembre, desde Herat a Kabul y Mazar-e Sharif; mujeres y jóvenes estaban al frente. A pesar del terror talibán, la resistencia contra la injusticia es inevitable.

En enero de 2020, la Izquierda Radical de Afganistán (IRA) fue parte de un grupo de socialistas, trabajadores, laicos y activistas por los derechos de las mujeres que lanzaron una publicación llamada Eteraz o La Protesta. La Protesta fue distribuida orgullosamente entre estudiantes universitarios, maestros, activistas contra la ocupación, gente opuesta al régimen de Ashaf Ghani, mujeres activistas y la oposición anti-Talibán en la mayoría de las provincias del país.

Hoy el personal y los escritores de Eteraz y sus familias están escondidos. A pesar de la persecución en su contra por los talibanes, insisten en que continuarán publicando su revista en línea.

El Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario llama a las fuerzas progresistas alrededor del mundo a apoyar esta resistencia en Afganistán con ayuda material y solidaridad política para el grupo de la Izquierda Radical de Afganistán. Para más información sobre cómo hacer esto, visite:

https://www.paypal.com/donate/?hosted_button_id=CMYZYTX9XBBZN

El CRIR demanda:

  • Imperialistas fuera de Afganistán y la región
  • Indemnizaciones de guerra al pueblo afgano pagadas por los Estados Unidos y la OTAN. Sin condicionamiento alguno.
  • Abrir inmediatamente las fronteras de Estados Unidos, Australia, las naciones de la OTAN y de todo país capaz de recibir refugiados del devastado Afganistán
  • Detener los mortíferos ataques con drones de Estados Unidos
  • Abrir las escuelas a todas las niñas en Afganistán y permitir a las mujeres trabajar fuera de casa
  • Apoyar la resistencia de trabajadores, jóvenes, LGBTI+, progresistas, mujeres y radicales contra los talibanes

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Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario

Movimento Revolucionário Socialista – Brasil

Partido Socialismo y Libertad – Argentina

Partido Obrero Socialista – México

Freedom Socialist Party – United States and Australia