¡Libertad de 222 presos políticos en Nicaragua debe servir para impulsar el derrocamiento de la dictadura de Daniel Ortega!

El régimen dictatorial de Nicaragua, encabezado por el presidente Daniel Ortega, liberó a 222 presos políticos el 9 de febrero. La liberación de estos activistas y opositores es una victoria de estos militantes, de todo el movimiento social combativo -que luchó contra estas detenciones- y de la clase obrera en su conjunto, en especial del pueblo nicaragüense, sometido a una dictadura asesina, que impone el hambre, la crisis social y la falta de libertad de expresión, organización y derechos humanos. Al mismo tiempo, el acto representa una gran derrota para la dictadura de Ortega, que pretendía destruir físicamente a estos cientos de activistas, además de exponerlos como “ejemplos” para todos los millones de trabajadores que sufren del gobierno y quieren un cambio.

Internacionales - February 28, 2023

El régimen dictatorial de Nicaragua, encabezado por el presidente Daniel Ortega, liberó a 222 presos políticos el 9 de febrero. La liberación de estos activistas y opositores es una victoria de estos militantes, de todo el movimiento social combativo -que luchó contra estas detenciones- y de la clase obrera en su conjunto, en especial del pueblo nicaragüense, sometido a una dictadura asesina, que impone el hambre, la crisis social y la falta de libertad de expresión, organización y derechos humanos. Al mismo tiempo, el acto representa una gran derrota para la dictadura de Ortega, que pretendía destruir físicamente a estos cientos de activistas, además de exponerlos como “ejemplos” para todos los millones de trabajadores que sufren del gobierno y quieren un cambio.

En 2018, millones de explotados salieron a las calles de Managua y otras ciudades del país, en contra de la Reforma Previsional de Daniel Ortega, que eliminó los derechos de jubilados y trabajadores; además de contrarrestar otros ataques del gobierno. En poco tiempo, las manifestaciones adquirieron una dimensión multitudinaria y un contenido profundamente crítico con el régimen, que luego reprimió brutalmente las manifestaciones, promoviendo un baño de sangre. El resultado fue que las manifestaciones crecieron aún más, en repudio al gobierno asesino, y el movimiento se convirtió en una revolución.

Los presos políticos, ahora en libertad, fueron los que se mantuvieron en la cárcel luego de que la revolución fuera reprimida y replegada, con miles de personas detenidas y perseguidas, principalmente a partir de 2021. En estos dos años, las manifestaciones contra el gobierno llegaron a varios países, encabezadas muchas veces por inmigrantes nicaraguenses, y la presión sobre la dictadura orteguista minó la estabilidad del gobierno.

Uno de los momentos más importantes de este desgaste fue la caravana internacional, que se reunió en la capital costarricense, San José, y de allí se desplazó hasta la frontera con Nicaragua, exigiendo ingresar al país y verificar las condiciones de salud de los presos políticos El Movimiento Revolucionario Socialista fue parte de esta acción desde el inicio, impulsando la propuesta y siendo parte de la acción hasta la frontera.

Y la presión, interna y externa, incluidas varias iniciativas, surtió efecto, y la liberación de militantes y opositores se hizo realidad. Entre los excarcelados figuran nombres de gran expresión opositora, como el excanciller Francisco Aguirre-Sacasa, detenido desde julio de 2021, y los excandidatos presidenciales Cristiana Chamorro y Arturo Cruz. También fueron liberados el exlíder estudiantil Lesther Alemán, de 25 años, uno de los líderes de la revolución de 2018, la excomandante sandinista Dora María Téllez y el militante Yader Parajón.

En junio y julio de 2021, Ortega y su esposa, Rosario Murillo, atacaron cualquier oposición que pudieran tener y arrestaron a todos sus líderes, antes de las elecciones presidenciales de noviembre, que fueron completamente amañadas y señalaron una nueva “victoria” del dictador Daniel Ortega. La liberación masiva de presos es una derrota para el régimen dictatorial, que intentó mitigar con medidas gubernamentales como el retiro de la ciudadanía nicaragüense a todos los excarcelados, acusados ​​de ser “traidores a la patria”.

Esto no cambia, sin embargo, que los militantes liberados ahora son más fuertes que antes, y sus voces tienen aún más peso y poder para ayudar a construir una nueva revolución popular, repitiendo y avanzando en la lucha realizada en 2018, hasta derrocar a Ortega. Murillo y todo el régimen. Los activistas de todo el mundo deben apoyar la lucha para acabar con la dictadura en Nicaragua, por una revolución de los explotados y oprimidos, que construya un gobierno de la clase trabajadora, socialista y libre.