FUERA EL GOBIERNO QUE MATA DE HAMBRE Y SOLO SIRVE A LOS RICOS

El Gobierno de Panamá y los grandes empresarios del país celebran el crecimiento económico y las ganancias, en un mundo de riqueza a costa de la pobreza de millones de personas. ¡Ahora, la mayoría de la población dijo «basta» a través de la insurrección popular! Los trabajadores y explotados de Panamá han sufrido en los últimos años con miles de muertos por la covid-19, agravados por la corrupta y desastrosa gestión de Laurentino Cortizo. Además, se multiplicaron el desempleo, el hambre y la pobreza. Las medidas del Gobierno frente a la crisis fueron siempre para defender los intereses de los patrones y especuladores internacionales. Mientras tanto, el pueblo recibió recortes presupuestarios en áreas sociales, más explotación y aumento en el costo de vida, con una inflación que hace aún más difícil sobrevivir en Panamá.

A pesar de los acuerdos de coyuntura en los que se han alcanzado algunas victorias, la depredación de los empresarios contra el pueblo continúa, pues quieren preservar y aumentar sus enormes ganancias gracias a la complicidad y la corrupción de todas las instituciones del Estado.  La crisis se agravará inevitablemente.  La única salida es profundizar lo que están haciendo los campesinos, obreros, docentes, profesionales, indígenas y estudiantes: mantener las movilizaciones y luchar por el derrocamiento de Cortizo, para que gobiernen los propios explotados, a través de sus organizaciones y comités populares.

Las negociaciones entre el Gobierno y los tres frentes de trabajadores e indígenas que han encabezado parte de las manifestaciones son un reflejo de que los de arriba ya no pueden seguir gobernando sin que se les permita hacerlo. Hay una profunda debilidad del Gobierno y descomposición del régimen democrático-burgués en el país, con las instituciones del Estado completamente cuestionadas por la mayoría de la población. Pero estas negociaciones no pueden restringirse a las cumbres de los movimientos. Es necesario que sean ampliamente difundidas por todos los medios de comunicación, sin la participación de los empresarios, cuyo único interés es continuar parasitando de los trabajadores, que son quienes producen la riqueza, y que todas las propuestas sean sometidas a la aprobación del pueblo, que tiene el poder real.

Si los de arriba ya no pueden, los de abajo ya no quieren vivir como están, y las masas señalan el camino: métodos insurreccionales de lucha y acción directa. Lo que falta ahora es coordinar las luchas específicas y económicas con la lucha política, por un gobierno de los trabajadores.

Llamamos a las organizaciones obreras, indígenas, populares, profesionales y a las grandes mayorías nacionales que reclaman justas demandas contra un gobierno indolente, que mata de hambre y apoya la corrupción, a mantenerse en pie de lucha hasta que lo saquemos del poder.

Semanas en movilizaciones sin poderlas doblegar ni con tiros ni con bombas reflejan la indignación popular contra un régimen decadente que nada tiene que ofrecer y no se arrepiente de sus abusos, sino que culpa cobardemente a las organizaciones populares de los males que ellos mismos han ocasionado. El poder está en las masas movilizadas, unidas y coordinadas, donde estas decidan libre y democráticamente su destino.

¡Revolución es liberación!

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