El presupuesto de Bolsonaro recorta fondos de los programas de emergencia, rompe el techo de gasto y mantiene la deuda pública consumiendo la mayor parte del presupuesto de 2021

El presupuesto 2021 fue aprobado por el Congreso y sancionado por Bolsonaro, pronosticando un déficit de US$ 45 mil millones en las cuentas públicas. El presidente de Brasil también firmó la ley que autoriza el costo de las medidas para combatir la pandemia sin indicar de dónde saldrá el dinero para cubrir estos gastos. En la práctica, el gobierno excluyó los programas de emergencia (la mayor cantidad de "ayuda" es para los empresarios) de la meta fiscal 2021, y, en otras palabras, el déficit será aún mayor, incluyendo lo que se pagará pero se colocó fuera del techo de gasto.

Internacionales - April 24, 2021

El presupuesto 2021 fue aprobado por el Congreso y sancionado por Bolsonaro, pronosticando un déficit de US$ 45 mil millones en las cuentas públicas. El presidente de Brasil también firmó la ley que autoriza el costo de las medidas para combatir la pandemia sin indicar de dónde saldrá el dinero para cubrir estos gastos. En la práctica, el gobierno excluyó los programas de emergencia (la mayor cantidad de “ayuda” es para los empresarios) de la meta fiscal 2021, y, en otras palabras, el déficit será aún mayor, incluyendo lo que se pagará pero se colocó fuera del techo de gasto.

Bolsonaro también tendrá libertad para no recomponer gastos obligatorios, como las prestaciones de la seguridad social, ya previstos en el texto de la Ley de Directrices Presupuestarias (LDO, en portugués) de 2021. Es decir, el gobierno incumplirá con lo que debe destinar de recursos a la Seguridad Social, creando un problema que, luego, intentará que los trabajadores paguen, una vez más.

Y todo esto es justificado para poder pagar los programas de crédito a micro y pequeñas empresas (Pronampe) y reducción de salario y jornada (BEm), adoptados en 2020; que ahora recibirán US$ 1 mil millones y US$ 2 mil millones, respectivamente.

Ahora, tendremos dos presupuestos: el de papel, que tendrá un déficit de US$ 45 mil millones; y el presupuesto real, con un déficit mucho mayor, donde aún se contabilizarán las acciones de salud para enfrentar la pandemia, Pronampe y BEm.

¡Récord de maniobra fiscal y deuda pública!

El presupuesto 2021 está lleno de irregularidades y “contabilidad creativa” como se dijo en su momento de los gobiernos del PT y del ministro de Economía, Guido Mantega. Las similitudes con las maniobras del gobierno de Dilma son tan grandes que surgió la posibilidad de que Bolsonaro pudiera ser procesado por un delito de responsabilidad fiscal, dando lugar a la apertura de un proceso de casación o “impeachment”, como ocurrió con Dilma Rousseff (PT).

La “solución” fue considerar que todo el gasto en programas contra la pandemia no se contabilizarán en el presupuesto oficial. Incluso con esta maniobra, la cuenta no se cierra. ¿Qué hizo el relator de la propuesta, el senador Márcio Bittar (MDB-AC)? Recortó cerca de US$ 5 mil millones en gastos obligatorios como el pago de pensiones, mientras que aumentó el gasto en las llamadas enmiendas parlamentarias, para lo cual diputados y senadores destinan fondos a sus bases electorales. ¡Es absurdo!

Con este presupuesto, las políticas de salud, educación, vivienda, saneamiento básico y empleo tendrán aún menos dinero. El colapso social solo aumentará. Por otro lado, la deuda pública, que consume más de la mitad de todo el presupuesto, seguirá aumentando hasta alcanzar el equivalente al 100% del PIB de Brasil.

La ministra de la Secretaría de Gobierno, Flávia Arruda, nombrada por el conjunto de viejos partidos burgueses que ahora apoya Bolsonaro (el centrón) y que asumió en el lugar que solía ser un militar, fue nombrada con este mismo propósito: obtener dinero del presupuesto para ella y para los demás parlamentarios burgueses que controlan las iniciativas políticas y el presupuesto, y de los cuales Bolsonaro es ahora empleado.

Flávia Arruda trabaja para que haya algo como US$ 7 mil millones destinados a las enmiendas de los parlamentarios, que el gobierno dice que intenta recortar. Pero, debido a la creciente debilidad de Bolsonaro, el gobierno no tendrá la fuerza para reducir el “precio” del apoyo de diputados y senadores, y quienes pagarán esta factura serán los trabajadores, una vez más.

¡No pagar la deuda y cobrar a los grandes burgueses!

¡Se espera que la deuda pública brasileña alcance más de US$ 1000 billones en 2021! Es impagable y consume más dinero público que todas las demás áreas. En 2020, el presupuesto asignó US$ 300 mil millones para pagar la Deuda Pública Federal. Hubo US$ 80 mil millones para el pago de “Intereses/Cargos de la Deuda Pública” y otros US$ 220 mil millones para “Amortizaciones”. Es un asalto. Una exploración análoga a la época del Brasil colonial, cuando llegó la metrópoli y saqueó oro, azúcar, café y todas las riquezas del país. Esto es lo que está sucediendo nuevamente, y la “deuda” crece cada año.

Defendemos el impago de la deuda pública, externa e interna, y que los muy ricos paguen la crisis. Entre exenciones fiscales y evasión fiscal, Brasil deja de recaudar más de US$ 100 mil millones al año. Sumando esto al peso de la deuda, hay alrededor de US$ 400 mil millones perdidos, que hacen de Brasil un país de miserables, desocupados, con hospitales abarrotados, escuelas desmoronadas, personas sin techo y donde el hambre crece sin parar. No es posible tener un presupuesto equilibrado dentro del capitalismo semicolonial. Mucho menos dinero para invertir en infraestructura, áreas sociales y desarrollo del país, sin romper la deuda pública actual y sin cobrar a los billonarios del país y del exterior, que explotan a la clase trabajadora y parasitan el presupuesto público.