El ingreso promedio de los trabajadores es el más bajo en 10 años y la inflación continúa aumentando.

Como lo verifica el boletín La Desigualdad en Metropolis, el ingreso promedio en las regiones metropolitanas de Brasil sigue cayendo en picado y nunca ha sido tan bajo en los últimos 10 años. En el segundo trimestre de 2021, el ingreso familiar per cápita del trabajo se estimó en US$ 260 en las regiones metropolitanas.

Internacionales - October 7, 2021

Como lo verifica el boletín La Desigualdad en Metropolis, el ingreso promedio en las regiones metropolitanas de Brasil sigue cayendo en picado y nunca ha sido tan bajo en los últimos 10 años. En el segundo trimestre de 2021, el ingreso familiar per cápita del trabajo se estimó en US$ 260 en las regiones metropolitanas.

Ya se contabilizan oficialmente 600.000 muertes por Covid-19 en Brasil (el número real es mucho mayor), e incluso con toda la economía abierta y el avance de la vacunación, la economía todavía está en el fondo. La política neoliberal y genocida del gobierno de Bolsonaro predicaba que valía la pena dejar morir a algunos “miles de ancianos” en nombre de hacer crecer la economía. Pero después de un año y medio de pandemia, cientos de miles de “ancianos”, adultos y niños han muerto, y la economía nunca ha estado tan destruida.

La inflación alcanzó el 10% en el último año. El número de desempleados y subempleados es de casi 80 millones de personas, y la informalidad de quienes tienen algún tipo de ingreso es récord, con el 40,8% de los trabajadores vivindo así.

El boletín que identificó el peor ingreso promedio en 10 años utilizó microdatos de la encuesta PNAD Contínua, del IBGE (Instituto Brasileño de Geografía y Estadística). El ingreso familiar per cápita corresponde al ingreso total del trabajo dividido por el número de personas en cada hogar. Los números tienen en cuenta la inflación y solo reflejan las ganancias de actividades profesionales. En otras palabras, los recursos de las prestaciones sociales, como las ayudas de emergencia y las pensiones, no se incluyen en el cálculo.

Además de que el ingreso promedio está cayendo, los más pobres son los que más ingresos han perdido. Los más ricos, a su vez, tuvieron una menor pérdida de ingresos en el último año. En el segundo trimestre de 2021, el ingreso del 40% más pobre se estimó en US$ 33 en las regiones metropolitanas. La marca está un 22,1% por debajo del nivel del primer trimestre de 2020. Si vivir con el promedio general de US$ 260 ya es muy difícil, ¿qué puedo decir del 40% de las personas, que tienen que vivir con un promedio de US$ 33? Por eso, ahora hay cola incluso para recibir hueso, y el hambre se multiplica.

Mientras que, en un año, los más pobres perdieron el 22% de lo poco que ya recibían, el 10% más rico de la población también perdió, pero mucho menos. El ingreso promedio de este sector cayó 8,3% en un año, y hoy es de US$ 1.286. Podemos ver que, en Brasil, incluso la gran mayoría del “10% más rico” en realidad está formada por trabajadores explotados, que ganan poco y cada vez menos. El 0,1% de esta capa “más rica” ​​es quien, de hecho, es rico. Y para estos no hubo pérdida, ya que continúan explotando el 99,9% restante.

El boletín incluye 22 metrópolis brasileñas. El ingreso promedio más alto se registró en la región metropolitana de Florianópolis (US$ 426), y el más bajo, en São Luís (US$ 140), lo que muestra que el empobrecimiento es generalizado en todo el país, pero aún peor en algunos estados y regiones.

Esta concentración de riqueza por un lado y la propagación de la pobreza, el hambre y la deuda para la clase obrera en su conjunto exige una respuesta urgente, que incluye luchar en las calles por el “Fuera Bolsonaro”, “Fuera Todos” y por la construcción de un gobierno popular, a partir de las organizaciones de lucha vecinal, sindicatos combativos y bajo la democracia directa de los explotados, con mujeres, negros, LGBTQIA + y otros sectores oprimidos al frente.