Conlutas celebra el Congreso más pequeño de sus 17 años, casi sin discusión desde la base.

Entre el 7 y el 10 de septiembre, la Central Sindical e Popular (CSP) – Conlutas celebró su 8º Congreso (5º con el nuevo nombre), reuniendo a poco más de 1.000 participantes entre delegados (949), suplentes, observadores e invitados. Fue el número más bajo de participantes desde que se creó la central en 2006, período en que se han celebrado congresos con más de 5.000 participantes. Hubo menor participación de sindicatos, oposiciones y movimientos populares, además de que casi no hubo espacio para que la base se manifestara.

Internacionales - October 17, 2023

Entre el 7 y el 10 de septiembre, la Central Sindical e Popular (CSP) – Conlutas celebró su 8º Congreso (5º con el nuevo nombre), reuniendo a poco más de 1.000 participantes entre delegados (949), suplentes, observadores e invitados. Fue el número más bajo de participantes desde que se creó la central en 2006, período en que se han celebrado congresos con más de 5.000 participantes. Hubo menor participación de sindicatos, oposiciones y movimientos populares, además de que casi no hubo espacio para que la base se manifestara.

La participación que más se redujo fue la de las oposiciones sindicales, precisamente las que más necesitan desarrollarse ya que el crecimiento de Conlutas pasa por que las oposiciones ganen la dirección de entidades actualmente bajo el control de la CUT, la CTB, la Fuerza Sindical y otras entidades patronales. Con altas tasas de inscripción y costos de viaje y alojamiento altísimos (todos pagados por las entidades, sin financiación de la central, como antes parcialmente ocurría), se volvió inviable para muchas organizaciones estar presentes.

El debilitamiento financiero y de infraestructura de Conlutas es consecuencia y también causa de una crisis política. En los últimos años, importantes sindicatos y organizaciones políticas se han retirado de Conlutas. Si bien la mayoría de estas rupturas expresan un giro a la derecha de estas mismas organizaciones, que se adaptan al gubernamentalismo y al apoyo explícito o encubierto al gobierno de Lula, este proceso podría haber sido contenido si hubieran existido instancias democráticas y espacios para debates internos, que prácticamente no existió en los últimos 4 años.

La dirección mayoritaria de Conlutas (PSTU y algunos sectores del PSOL) canceló el congreso que debería haberse realizado en 2021 y no fijó una nueva fecha hasta que llegó el congreso de este año. Entonces, fueron 4 años en los que un gobierno se fue, otro gobierno entró, hubo pandemia, guerras y revoluciones en todo el mundo, y Conlutas permaneció inerte casi todo el tiempo. Mientras tanto, no hubo una gran campaña con materiales para llegar a la gran población, ni con radio y televisión, ni con volantes nacionales en los lugares donde se reunían los trabajadores; ni ninguna otra iniciativa de masas. Las coordinaciones provinciales de Conlutas también estaban desarticuladas y ya no se cumplían y mucho menos se tomaban iniciativas políticas.

Al mismo tiempo, la dirección mayoritaria hizo alianzas con los peores sectores de la burocracia sindical, uniendo fuerzas y direcciones sindicales enemigas de los trabajadores, corruptas y traidoras.

Hubo una política deliberada de capitulación política y burocratización, que se expresó en un congreso más pequeño y menos politizado, sin espacio democrático para que las bases hablaran. Si bien garantizaron espacio para que las distintas posiciones presentaran sus propuestas, aunque sea por tiempo limitado, la dirigencia mayoritaria dedicó 4 días del congreso con sucesivos paneles y presentaciones generales, sin espacio para que la base hablara.

Los dos únicos momentos en los que habría grupos de discusión, para que la base opinara y presentaran propuestas de resolución, fueron cancelados y, en su lugar, se abrió un espacio fuera del horario original, en horario más temprano que la apertura del sábado (9 de septiembre), y de manera improvisada, vaciada y con numerosas ocurrencias de maniobras y actitudes antidemocráticas, incluyendo incumplimiento de acuerdos previamente concertados, y obstaculización de la aprobación de propuestas para ser llevadas al plenario del sábado por la tarde.

Al final los grupos quedaron precarios y reducidos, debiendo discutir, al mismo tiempo, la situación internacional, la situación nacional, la lucha contra el machismo, el racismo y la LGBTfobia, el medio ambiente, la autodefensa, la lucha popular, la estructura sindical, etc., no pudiendo ser defendidas propuestas, y otras aprobadas pero no llevadas al pleno, contrariamente a las normas aprobadas por el propio Congreso.

Al ser un congreso mucho más pequeño que los demás, podría haber habido más espacio para la participación de docentes, metalúrgicos, petroleros, bancarios, sanitarios, postales, el movimiento popular, los que luchan contra la opresión, etc. Pero, lamentablemente, fue todo lo contrario.

La actitud antidemocrática más grave del Congreso, sin embargo, fue el cambio estatutário aprisurado, sin discusión previa en las entidades que integran la central y con cambios aplicables ya al propio congreso. El principal objetivo del PSTU era elegir en pleno congreso a la nueva dirección ejecutiva de la central, algo que nunca habían hecho en 17 años. El motivo de esto fue ejercer un mayor control sobre la elección, debido a la mayoría existente en el congreso y que no se daría en la misma proporción en la coordinación nacional siguiente, que siempre eligió la dirección de la central desde 2006 hasta hoy.

El cambio estatutario, independientemente de que se esté de acuerdo o no con su mérito, nunca podría haber sido válido para el propio Congreso, cambiando las reglas del juego el sábado antes del mediodía y cerrando ya las inscripciones de candidatos unas horas más tarde, en la tarde del mismo día.

El “Impuesto Sindical” es aprobado por la mayoria de la Central, además de que no hay resoluciones concretas para enfrentar al gobierno Lula/Alckminn.

Al rápido e insuficiente pleno final para votar las resoluciones del Congreso se sumaron viejos y nuevos errores. Muchas propuestas aprobadas en los grupos de discusión ni siquiera pudieron ser consideradas y muchas otras no pudieron debatirse con mayor profundidad. Una resolución presentada por el MRS y otros delegados y suplentes propuso que Conlutas se pronuncie claramente en contra del nuevo impuesto sindical, llamado cuota de negociación, y que tenga un plan para apoyar y acompañar a sus sindicatos que aún utilizan este infame cobro, para que puedan “desintoxicarse” de la dependencia de este dinero que se obtiene a la fuerza de los trabajadores.

El impuesto sindical surgió para cooptar a sindicatos, que, en lugar de buscar más afiliados y fuentes propias de ingresos, viven del dinero de quienes no fueron convencidos de contribuir, obligatoriamente, a través de transferencias gubernamentales (el viejo impuesto) o de los patrones ( la nueva cuota). En los años 80 y 90, al menos en sus programas, todas las organizaciones de izquierda estaban en contra de su existencia. Pero, una vez más, como viene sucediendo desde hace 8 congresos y 17 años, la dirección mayoritaria (sectores PSTU y PSOL) demuestró que ha cambiado de posición y votó en contra del plan de abandonar la cuota de negociación y defendió la continuidad de la recaudación y utilización de esta tasa sustitutiva del viejo impuesto.

Se aprobaron importantes resoluciones en el congreso, incluidas algunas presentadas por el MRS, sobre la lucha por la vivienda, por el correo público, por las mujeres, los negros y LGBTQIA+ y otros temas. En las resoluciones centrales sobre aspectos de la política internacional y nacional, fue importante aprobar el apoyo a la resistencia ucraniana, frente a la propuesta de capitulación política ante la agresión rusa, presentada por el MRT/Fracción Trotskista.

Sin embargo, muchos otros temas fueron ignorados por la propuesta de la mayoría de la central, como la defensa de las luchas en Haití, Panamá y otros pueblos que promueven insurrecciones en todo el mundo, como los kurdos. En Brasil, la resolución aprobada no articula la lucha contra el gobierno de Lula ni apunta a la necesaria construcción de una Huelga General contra los ataques de los gobiernos federal, estaduales y municipales. Salimos del congreso sin un plan de lucha…

MRS elige un miembro de la dirección ejecutiva de la central y señala la necesidad de fortalecer y cambiar la dirección de la central.

El MRS, una vez más, trabajó durante todo el congreso para fortalecer a la CSP-Conlutas y corregir sus desvíos políticos y burocráticos. Tuvimos delegados de las 5 regiones de Brasil, mujeres y hombres, de diferentes sectores, y luchamos desde la apertura del congreso para que la discusión fuera lo más democrática y junto a la base posible, además de defender nuestras “tesis” y resoluciones en todos los espacios que existían. Al final, a pesar de la maniobra de elegir a la dirección bajo criterios recientemente modificados, logramos elegir a un miembro del Secretariado Ejecutivo Nacional (SEN) de la central, junto a compañeros que también lucharon por la democracia en el Congreso y con quienes formamos una lista común.

Nuestro papel fue y seguirá siendo el de oposición de izquierda a la dirección mayoritaria de Conlutas, precisamente para defender la central y fortalecerla, retomando sus ideas fundacionales, de ser oposición intransigente al sindicalismo vendido, traidor y oficialista, concentrado especialmente en la estructura de la CUT; en defensa de un sindicalismo construido desde la base, que prioriza la acción directa y tiene un programa antigubernamental, de clase y socialista. Llamamos a todos los luchadores a venir a construir este camino juntos, a través de un movimiento que es más grande que el MRS, del cual somos parte, pero que debe estar conformado principalmente por miles de activistas honestos que ya están luchando pero que necesitan unirse a través de un polo de clase y por la base.