COMUNICADO DEL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO SOCIALISTA (MRS) PANAMÁ HACIA LA REVOLUCIÓN

La rebelión popular ha estallado en Panamá.   Desde su mismo nacimiento como república, una élite muy exclusiva ha manejado los destinos del país.  Una doble tenaza de oligarcas que por una parte se afanaban en los servicios al tránsito interoceánico y por la otra acaparaban las tierras de pasto y de cultivo acaparaba la riqueza. Y el pueblo panameño, escaso en cantidad y disperso en voluntad, sufría la opresión de tal tenaza, al tiempo que solo valientes vanguardias han puesto alguna vez en duda su dominio.  Vanguardias de anarquistas, comunistas, socialistas, antiimperialistas y panameños esclarecidos a cuya labor tesonera y constante debe el país la recuperación de la totalidad de su territorio. 

Internacionales - July 26, 2022

La rebelión popular ha estallado en Panamá.   Desde su mismo nacimiento como república, una élite muy exclusiva ha manejado los destinos del país.  Una doble tenaza de oligarcas que por una parte se afanaban en los servicios al tránsito interoceánico y por la otra acaparaban las tierras de pasto y de cultivo acaparaba la riqueza. Y el pueblo panameño, escaso en cantidad y disperso en voluntad, sufría la opresión de tal tenaza, al tiempo que solo valientes vanguardias han puesto alguna vez en duda su dominio.  Vanguardias de anarquistas, comunistas, socialistas, antiimperialistas y panameños esclarecidos a cuya labor tesonera y constante debe el país la recuperación de la totalidad de su territorio.  El sacrificio de héroes y mártires solo ha terminado sirviendo al enriquecimiento de las élites que siempre habían dicho que «en Panamá no comemos soberanía» y que ahora se engordan con ella.

El final de la dictadura militar en 1989 significó la instauración plena del régimen político-económico neoliberal.  Saltaron de alegría las oligarquías, que recuperaron el poder directo tras la mediatización de las bayonetas coimeras, y al impulso de privatizar todo, precarizar el trabajo, bajar impuestos a los ricos para subírselos a los pobres y fomentar una educación para el mercado y una salud desigual, creyeron llegado el momento que tanto ansiaban: el del dominio de los resortes del Estado para crearse privilegios gigantes, evadir impuestos, fagocitar contratos, delinquir a más no poder y corromperse sin nada que estorbara. Todo «en nombre de la democracia».

Y he aquí que el pueblo panameño, que por tanto tiempo ha acumulado frustraciones y decepciones, acosado por el hambre, la miseria, el desempleo, la enfermedad; al ver que todo en el país era un escándalo de corrupción tras otro; hoy una perversión contra menores, ayer asesinatos impunes, aquí peculados espantosos, allá canonjías empresariales, aquende diputados bufones, allende magistrados vendidos, más cerca un presidente inepto y complaciente con un gabinete incapaz, y más lejos un sistema de partidos con embotellados por doquier, ha despertado finalmente en una histórica y justa indignación como jamás se había visto hasta ahora.

El panameño es un régimen de crápulas, cobardes y facinerosos, mangantes de cuello blanco acostumbrados a parasitar y que ahora tiemblan ante el espontáneo furor popular.  No hay rama del Estado que conserve legitimidad, pues el pueblo se las ha despojado, como es su derecho.  Solo una ley que jamás han cumplido y una Fuerza Pública mocha y exhausta son el endeble junco al que se aferran desesperados.

Nunca en toda su historia el pueblo panameño ha estado tan cerca de asestar el más duro revés a sus opresores: su rebelión, que en vez de cesar aumenta, es pura y legítimamente popular; sus dirigentes de coyuntura están sometidos a la soberanía y vigilancia de sus mandantes: las bases populares; su moral para la batalla está muy alta;  sus oponentes están abrumados, y sus adversarios de clase, los burgueses, no tienen cabida en el proceso y no pueden entrar a emponzoñarlo ni mucho menos a capitalizarlo en su favor. Es necesario aprovechar estas condiciones de alineamiento estelar hacia la victoria del pueblo trabajador.  Por lo tanto, el MRS insta a la dirigencia popular a llevar el propósito de las luchas más allá de lo reivindicativo.  La situación crítica nacional y mundial se exacerbará, y si el pueblo no toma en sus manos el poder, sus opresores de siempre se reagruparán para incrementar el abuso y la represión, la corrupción y los crímenes, el hambre y la desesperación para los oprimidos.  Es la hora de elaborar un programa político revolucionario.  Para tal fin, se requiere la unidad de las fuerzas populares sobre el principio del poder total de las bases, un plan de transición hacia ese objetivo supremo y el compromiso solemne y leal de llevarlo adelante sin dilación y de defenderlo con energía. Solo ello garantizará la consolidación de la nueva era que la valentía del pueblo panameño preludia en estos momentos.

Dado en la ciudad de Panamá el 24 de julio de 2022

«Los proletarios no tienen nada que perder más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar».

¡Un pueblo unido jamás será vencido!

Movimiento Revolucionario Socialista de Panamá

Movimiento Revolucionario Socialista de Brasil

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