Combatir la violência contra las mujeres: uma luta para toda la clase trabajadora

Em Brasil, el 10 de octubre es el día nacional de lucha contra la violencia contra la mujer. Lamentablemente, este año marca un momento de aumento generalizado de las agresiones contra las mujeres y los feminicidios. La crisis global del capitalismo provoca terribles efectos sociales, como el aumento del desempleo, la depresión y una mayor dependencia económica; siempre llegando mucho más a las mujeres y más aún a las mujeres negras.

Internacionales | Opresiones - October 12, 2020

Em Brasil, el 10 de octubre es el día nacional de lucha contra la violencia contra la mujer. Lamentablemente, este año marca un momento de aumento generalizado de las agresiones contra las mujeres y los feminicidios. La crisis global del capitalismo provoca terribles efectos sociales, como el aumento del desempleo, la depresión y una mayor dependencia económica; siempre llegando mucho más a las mujeres y más aún a las mujeres negras.

La pandemia mundial agrava esta crisis histórica y multiplica la situación de las mujeres víctimas de violencia, ya sea física o psicológica. Las cifras son alarmantes en comparación con el mismo período del año pasado, coincidiendo con el inicio del aislamiento social en el país.

Los delitos de violencia física aumentaron un 10% en un año. Los delitos de violencia sexual aumentaron un 17% con respecto a 2019. Cuando el análisis se refiere al total de registros, hubo violencia física en un 68,8% de los casos, frente al 60,8% del año pasado. Y el 72,4% de las veces hubo algún tipo de violencia sexual, mucho más que el 55,4% de 2019. La fuente es Agência Brasil.

También sabemos que antes de la pandemia, estos datos ya estaban infraregistrados, muy por debajo de los datos reales. Pero la crisis del coronavirus agravó la no denuncia, por la burocratización del servicio presencial en las comisarías, que se cerró en muchas de ellas y se redujo en las demás. El capitalismo no puede sobrevivir sin el machismo y la opresión de las mujeres, y cuanto más crisis, más los sectores oprimidos sufren los peores ataques y reveses.

Por otro lado, hay un número creciente de campañas para combatir la violencia contra la mujer. Los colectivos feministas y otras formas de autoorganización reaccionan, independientemente de gobiernos y partidos. El feminismo crece en la base, contra la omisión y complicidad de entidades tradicionales de izquierda, aunque a menudo de forma inconsciente, incluso en los sectores más sufridos y empobrecidos de nuestra clase.

Existe una necesidad urgente de apoyar la lucha feminista en estas iniciativas de la propia clase trabajadora y ayudar a crecer aún más el grado de consciencia de las mujeres. Pero es necesario ir más allá y fortalecer la autoorganización de las mujeres con un programa feminista revolucionario y socialista. La lucha debe ser desde abajo, abarcando a mujeres periféricas, pobres, desempleadas, negras, trans, madres solteras y todos los sectores. Ya no hay forma de confiar en las instituciones burguesas, que siempre están al servicio del capital y del machismo institucional.

El machismo y la violencia contra las mujeres son agresiones radicales que solo dejarán de existir si son derrotadas por un feminismo radical, basado en la acción directa y que tiene que ser parte y dirección de la lucha de todos los oprimidos y explotados contra el capitalismo.

– ¡Por el derecho de las mujeres a la autodefensa y la autoorganización!

– No hay capitalismo sin machismo. Muerte al capitalismo.

– ¡Por una sociedad justa e igual para todos! Por un feminismo clasista y revolucionario. – Fuera Bolsonaro y el Congreso machista. ¡Fuera Todos!