¡Casi el 40% del mundo en cuarentena! ¡Un millón de personas infectadas paralizan el capitalismo y asustan a todos!

El crecimiento acelerado de la pandemia de Covid-19 amenaza a las poblaciones en países de todos los continentes. Los gobiernos capitalistas no se prepararon cuando pudieron, y ahora no pueden proteger a los trabajadores adecuadamente. No hay suficientes hospitales, ni camas de UCI, ni respiradores, ni médicos o enfermeras, ni nada ... Hay una falta de fondos para todo y aún más para lo principal: remunerar a los trabajadores mientras no pueden salir de sus hogares.

Internacionales - April 11, 2020

El crecimiento acelerado de la pandemia de Covid-19 amenaza a las poblaciones en países de todos los continentes. Los gobiernos capitalistas no se prepararon cuando pudieron, y ahora no pueden proteger a los trabajadores adecuadamente. No hay suficientes hospitales, ni camas de UCI, ni respiradores, ni médicos o enfermeras, ni nada … Hay una falta de fondos para todo y aún más para lo principal: remunerar a los trabajadores mientras no pueden salir de sus hogares.

En India, un país de 1.200 millones de personas, millones de personas se apiñan tratando de escapar de las grandes ciudades, sin trenes, sin transporte y sin empleos, comercio o formas de obtener recursos financieros. Estas son escenas de caos, con la población desesperada, sin ningún apoyo del gobierno.

En África, la pandemia está comenzando a multiplicarse, matando a cientos de personas que ya están en la miseria y sin acceso a servicios básicos de saneamiento, y mucho menos hospitales o tratamiento. Son comunidades sin agua, jabón, viviendas y sin condiciones de cuarentena, y se espera que los casos se extiendan fuertemente en las próximas semanas.

Lo peor está por venir: el mundo está al borde de 1 millón de infectados, pero muchos millones más aún serán víctimas de esta enfermedad, que no solo matará a cientos de miles, sino que dejará secuelas en muchos que no mueren. Hay pacientes que tendrán su capacidad pulmonar deteriorada para siempre, empeorarán sus enfermedades respiratorias y agravarán muchas otras enfermedades preexistentes.

Desde Italia hasta la India, España, Francia, el Reino Unido y una parte considerable de los Estados Unidos y América Latina: más de tres mil millones de personas están bajo cuarentena o formas similares de aislamiento. Desde Venezuela de Maduro hasta los Estados Unidos de Trump, desde Zimbabwe hasta Argentina, desde Guatemala y El Salvador hasta el Medio Oriente, las muertes van en aumento y los gobiernos se ven obligados a promulgar cuarentenas.

Las poblaciones de Moscú en Rusia y Lagos en Nigeria son las grandes capitales más recientes que se suman al 40% de la humanidad en casa, sin la libertad de ir y venir, algo tan esencial y de lo que hoy estamos privados. Todo para que se pueda seguir viviendo, sin infectar especialmente a los ancianos, pero también a todos los que tienen diabetes, obesidad, asma, hipertensión, enfermedades cardíacas, etc.

El mundo ha entrado en “hibernación” como dicen algunos, pero mientras los ricos lloran sus pérdidas económicas (que el Estado debe compensar), los más pobres tienen aún más pérdidas económicas y pagan con la mayoría de las vidas perdidas.

Muchos empresarios ya están aprovechando la pandemia para despedir a sus empleados, así como las propuestas para reducir los salarios y los derechos, como un chantaje para “mantener los empleos”. En algunos casos, como en Brasil, se promulgan leyes en los parlamentos para cambiar la constitución y permitir que se reduzcan los salarios y se retiren los derechos.

La pandemia no fue creada deliberadamente por la burguesía de ningún país o por todos ellos juntos, como especulan las teorías de conspiración de la derecha y la izquierda. ¡La pandemia está herindo de muerte al capitalismo, que ya está bajo su mayor crisis en la historia! Y va derribar aún más la economía y las burguesías nacionales e imperialistas, ya sea en los Estados Unidos, Europa, China y en todo el mundo. Sin embargo, ante una crisis brutal, la burguesía trata de reducir sus pérdidas arrojando los efectos de la crisis en los trabajadores. Debemos exigir todo lo contrario: ¡que multimillonarios y Estados paguen la crisis!

El capitalismo y sus gobiernos ignoraron la gravedad de la situación cuando ya deberían haber garantizado la cuarentena remunerada a los trabajadores. Ahora, cuando finalmente proponen la cuarentena, dicen que corresponde a los trabajadores hacerla ellos mismos, sin remuneración en muchos casos. Esto está obligando a las personas a morir de hambre en sus hogares, en lugar de morir de virus en las calles.

Cuarentena paga sí! ¡Alto al capitalismo para salvar vidas!

En primer lugar, hay que decir que el virus existe y es grave. No es solo otra “gripezita” como dijo el presidente brasileño Bolsonaro. Negar la gravedad de la crisis es negacionismo. Eso, en primer lugar, es irresponsable, porque millones de personas pueden morir en el mundo y quienes defienden a los trabajadores deben ser los que están en primera línea contra este nuevo genocidio y ataque contra nuestra salud.

Además, el negacionismo de los gobiernos de derecha y burgueses, como los de Italia, o de Trump (EE. UU.), Boris Johnson (Reino Unido), López Obrador (México) y Bolsonaro (Brasil) es asesino y provocó la explosión de la enfermedad, pero es “comprensible” cuando pensamos que solo se preocupan por mantener sus economías indiferentes a la muerte, a fin de mantener las ganancias de sus burgueses. Pero incluso ellos, frente a hechos y cifras innegables, ya han cambiado sus dictados. A su vez, el negacionismo de la izquierda solo sirve para ayudar a los gobiernos a doblar sus brazos, ya que la crisis sería inventada, exagerada o planeada … Nada tan malo.

Debemos ser los primeros en defender a las personas contra otra enfermedad que amenaza a la clase trabajadora. En este sentido, ¡debemos exigir que los gobiernos hagan de la lucha contra la muerte y la pandemia de inmediato una prioridad! ¡Eso significa paralizar la producción capitalista para evitar la muerte! Que los trabajadores pueden ser puestos en cuarentena, sí! ¡Pero cuarentena pagada!

Quienes quieren que la población trabaje hasta la muerte son los jefes. Así como decimos que no podimos trabajar en una fábrica, escuela o sitio de construcción si no hay condiciones de salud y seguridad, hoy no hay condiciones de salud y seguridad para que nadie trabaje. Por esta razón, sí a la cuarentena, pero debe ser pagada y controlada por los trabajadores y no a través de la policía armada, como ya es el caso en algunos países y barrios pobres.

¡Debe estar prohibido despedir a cualquier trabajador, reducir los salarios y retirar los derechos! Además, exigimos un ingreso mínimo de todos los trabajadores desempleados, informales y precarios.

Además, existe una necesidad urgente de invertir en investigación y acelerar los intentos de tratamiento, ya sean medicamentos retrovirales que ya se están probando, cloroquina, el uso de plasma de pacientes curados, etc., sin que nadie pueda patentar en privado ningún descubrimiento. También existe una necesidad urgente de expandir los hospitales existentes, crear hospitales de campaña y miles de camas nuevas, además de comprar materiales, dispositivos y contratar profesionales de la salud.

No a la represión de los más pobres.

No podemos admitir que la defensa de la vida de los trabajadores sea utilizada para aumentar la represión contra la clase trabajadora y los más pobres. Esto es lo que los gobiernos intentan hacer en muchos países y ya ponen en práctica en Argentina, Bolivia y Chile, por ejemplo.

En estos y otros países, las medidas autoritarias contra los reclamos que surgieron antes de la pandemia se suman a la represión para restringir a las personas en el hogar que no reciben ayuda financiera para soportar la cuarentena y son golpeadas si salen a la calle a buscar su sustento. Sin ingresos mínimos y estabilidad laboral, ¡no puede haber cuarentena!

No creemos que la burguesía de ningún país tenga la ventaja de paralizar toda su economía, con un efecto muy superior a cualquier huelga general, y por un período indefinido, solo para interrumpir las luchas sociales. Ni siquiera en Chile o Ecuador, con revoluciones en marcha, es un buen negocio para la burguesía. Mucho menos en países con grandes movilizaciones pero a kilómetros de esta realidad, como México, Brasil o Argentina. La pandemia es una “crisis dentro de la crisis” que ya tenían, y una tragedia para sus negocios y la burguesía no tiene vocación de suicidio, incluso si fuera un suicidio sui generis.

Para la burguesía, incluso el toque de queda es bueno para mantener a los trabajadores en sus hogares después de una cierta hora, sin poder luchar; pero después de completar su explotación diaria de 8h a 16h en sus lugares de trabajo. El toque de queda combinado con la cuarentena sin producción es una tragedia para la burguesía, ya que ataca la plusvalía que extraen de nosotros. La riqueza no se produce ni se reproduce sola, sino a manos de la clase trabajadora, a través de la explotación del trabajo.

Sin embargo, el imperialismo y sus burguesías nacionales subordinadas están tratando de hacer “limonada con limones” y aprovechar la terrible crisis para al menos tratar de obtener algo sobre los trabajadores. Y estos ataques que imponen se hacen más fáciles al mantener a los trabajadores atrapados en sus hogares. Esta es la contradicción de la cuarentena, que debe resolverse con la rebelión popular de los barrios y el enfrentamiento con la policía que reprime.

No abogamos por tener que salir de casa para arriesgarse a trabajar para el jefe. Pero no dudaremos ni un segundo en salir a la calle para evitar ataques y los enfrentaremos con la máxima fuerza. Esto es lo que los reformistas y los sectores electorales de la izquierda se niegan a hacer, reduciéndose a cacerolazos por las ventanas y protestas en Internet, y habiendo cancelado todos los actos callejeros planeados, incluso antes de que se promulgaran las cuarentenas. Apoyamos todas las manifestaciones que existen, pero si somos atacados, nuestra respuesta, como siempre, ¡son las calles!