Capitalismo y Covid-19: una clase acumula víctimas; la otra, ganancias

Al momento de escribir estas líneas, alrededor del mundo han muerto más de 4 millones de personas a causa la pandemia de Covid-19. Es de sobra conocido que la mayor parte de esas víctimas eran de la clase trabajadora –con empleo, pero también los desesperadamente pobres y los precarizados –, la clase sin la posibilidad de confinarse en su casa. La pandemia también dejó claro que la clase trabajadora es la única clase esencial, al cuidar a los enfermos, alimentar al mundo y desarrollar una vacuna mientras la burguesía se resguardó en sus mansiones.

Internacionales - August 10, 2021

Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario

Al momento de escribir estas líneas, alrededor del mundo han muerto más de 4 millones de personas a causa la pandemia de Covid-19. Es de sobra conocido que la mayor parte de esas víctimas eran de la clase trabajadora –con empleo, pero también los desesperadamente pobres y los precarizados –, la clase sin la posibilidad de confinarse en su casa. La pandemia también dejó claro que la clase trabajadora es la única clase esencial, al cuidar a los enfermos, alimentar al mundo y desarrollar una vacuna mientras la burguesía se resguardó en sus mansiones.

Los diferentes Estados capitalistas, con mínimas variaciones entre sí, protegieron a los ricos y sacrificaron a los pobres. Con la llegada de las vacunas contra el Covid-19, el desigual acceso a los sistemas de salud, erosionado luego de décadas de reformas neoliberales, trajo una gran crisis en todos los países y bajo gobiernos de distinto signo político.

Lo anterior fue exacerbado por la desigualdad no sólo entre las clases sino entre países ricos y pobres. En la mayor parte del mundo subdesarrollado, la vacunación es aún inaccesible, mientras los países ricos han acaparado las dosis para sus ciudadanos.

Hoy el mundo se divide entre los países donde la pandemia comienza a percibirse como un problema de ayer y los países donde la pandemia persiste como un callejón sin salida. Mientras tanto, las grandes compañías farmacéuticas están enriqueciéndose sin pudor, a pesar de que desarrollaron sus vacunas a través de financiamiento público. En consecuencia, en un polo se están acumulando ganancias fantásticas, mientras en el polo opuesto la enfermedad y la muerte continúan devastando.

La pandemia ha acentuado la pérdida y precarización de empleos que de por sí ya era intolerable.

Lo anterior ha estado acompañado de desorganización obrera por el confinamiento y el aumento del trabajo remoto. El proletariado ha debido concentrarse en sobrevivir, mientras la burguesía ha podido fortalecer sus posiciones en el tablero internacional.

Esta situación no habría sido posible sin la desidia de las direcciones del movimiento social y sindical para movilizar a los trabajadores y los oprimidos para demandar condiciones para sobrevivir la pandemia.

El vuelco de algunos países a su situación interna ha permitido que algunos de los poderes más agresivos actúen sin restricciones. Por ejemplo, Israel ha abandonado toda preocupación por la “opinión pública internacional” y ha escalado su ofensiva contra los palestinos, ya sea en bombardeos a Gaza, expansión en Cisjordania o limpieza étnica en Jerusalén. En otra parte del mundo, China ha avanzado su ofensiva en Hong Kong, imponiendo a esa ciudad una legislación cada vez más antidemocrática.

Sin embargo, el mismo Israel tuvo que retroceder en su ofensiva debido a la resistencia palestina que luchó hasta derribar el plan para colonizar Jerusalén. Los sionistas también tuvieron que retroceder en la invasión militar a Gaza que pretendían, debido a las protestas internacionales.

El capitalismo global ya vivía un estancamiento económico desde 2008, pero la pandemia aceleró ese proceso que terminó produciendo la mayor crisis en un siglo. ¡La mayor en un siglo!

En este contexto, los principales gobiernos imperialistas, como el del presidente Biden, han debido revisar la ortodoxia neoliberal de las últimas décadas en favor de un mayor rol del Estado para reactivar la economía. No es que el presidente Biden haya cambiado su ideología imperialista, pero la realidad es que para mantener la hegemonía mundial de Estados Unidos es necesario ajustar algunas políticas.

El mundo está viviendo cambios importantes en la ausencia de una dirección organizada de la clase obrera internacional y de sus partidos revolucionarios. Este problema no se resolverá fácilmente. Sin embargo, la actual situación de la clase obrera, sufriendo ataques y con luchas parcialmente paralizadas, no proviene de una derrota histórica, como fue el fascismo, sino de un revés temporal.

Antes de la pandemia, había brotes de movilización en diversas partes del mundo, que han comenzado a reanudarse a diferentes ritmos. Las movilizaciones en Colombia, el país latinoamericano más alineado al imperialismo de Estados Unidos, son muy significativas y heroicas. Procesos similares, que se habían suspendido por la pandemia, comienzan a reaparecer en Chile y Brasil, por ejemplo. Y en Argentina, hace poco, el gobierno se vio forzado a conceder la despenalización del aborto. En esa tónica, el movimiento feminista en México hace poco también rebrotó. En Estados Unidos, la violencia estructural que detonó la rabia contra el asesinato de George Floyd no ha desaparecido, por lo que sólo es cuestión de tiempo para que allá vuelvan las protestas.

Los revolucionarios debemos estar en medio de esas luchas, proponiendo lo que otras fuerzas ignoran y levantando la necesidad del socialismo y del reagrupamiento de la izquierda para consolidar una dirección revolucionaria que potencie la lucha por el poder de la clase trabajadora. Es imposible ignorar que los sistemas sanitarios están peor que un año y medio atrás y que la salud de las masas trabajadoras y pobres se ha deteriorado no sólo a causa del Covid-19 sino por los estragos producidos por la crisis del sistema que ha transformado todo en mercancía para el lucro.

El CRIR demanda:

  • Retirar el control de las patentes a las compañías farmacéuticas
  • Crear un sistema de producción y distribución global de la vacuna contra el Covid-19 y el equipo médico relacionado, expropiando a las grandes industrias en este sector
  • Nacionalizar los sistemas de salud privados para ponerlos al servicio de toda la población
  • Cancelar la deuda pública externa e interna de los países pobres con los especuladores internacionales, el FMI y el BM
  • Más impuestos para los más ricos y las corporaciones multinacionales, así como expropiar las cuentas bancarias y propiedades de los evasores de impuestos
  • Expropiar y poner en manos de la clase trabajadora todos los bancos, corporaciones multinacionales y empresas estratégicas
  • Despenalización incondicional del aborto, más urgente en esta crisis económica
  • Avanzar rápido en el abandono de la energía fósil para salvar el planeta
  • Organizar la movilización de masas en las calles de la clase obrera, las masas populares y los oprimidos, con los métodos militantes de autodefensa y lucha
  • Intervenir en las elecciones impulsando estas demandas. Y, dónde sea posible, con candidaturas obreras anticapitalistas

El CRIR busca colaborar con grupos obreros y socialistas sobre estos temas. El reagrupamiento de los revolucionarios es una prioridad y urge hacer a un lado el sectarismo

Comité por el Reagrupamiento Internacional Revolucionario

Partido Socialismo y Liberdad-Argentina

Freedom Socialist Party- United States and Australia

Movimento Revolucionário Socialista-Brasil

Agosto de 2021.